Creciendo hacia afuera

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No tengo ni idea de por qué otros se animan a empezar un blog. Tampoco sé por qué he pensado en hacerlo yo, aunque algunos amigos de dudosa cordura me hayan animado a ello. Ni siquiera está claro cuál es el propósito de este rincón ni de qué hablaré, pero el hecho de que yo escriba no hace daño a nadie. O eso espero.

A los que les entren ganas de estrangularme, por favor, no se me amontonen. Se me van colocando a la derecha y en fila de a uno.

Empiezo a creer en las señales. Es más, puede que esté empezando a saber interpretarlas. (Sé lo que estás pensando: Ya estamos, otra loca mística) Qué no, en serio. Que este post no va de eso. Ellas —las señales, digo— me han llevado hasta esto, así que culpadlas a ellas o, como mucho, a mi torpeza como intérprete.

No hablo de metafísica ni de seres del más allá, sea lo que sea que eso signifique: hablo de percepción. Esto lo digo totalmente en serio. Tan en serio como digo que sé que los más racionales de entre la gente que me conoce —los más cuerdos, pero también los más aburridos— están convencidos de que estoy como una chota. Lo cual, dicho sea de paso, me parece genial. No quiero más cordura. Vale, si acaso la justita para pasar el día.

Uno se puede empeñar en darse cabezazos contra la pared intentando derribar los muros que nos limitan pero a veces solo hace falta abandonarse, dejar de resistirse, fijarse en las señales y caminar a lo largo del muro hasta encontrar una puerta. Mis muros crecieron a base de silencios: Uno tras otro, elevándose hasta dejarme encerrada dentro.

Provengo de una familia extensa, formada por una abrumadora mayoría de mujeres locas. Deliciosamente locas. Necesito gente alrededor. Y risas, música, baile y copas… y locuras. De las pequeñitas, es verdad, porque muy valiente no soy, pero locuras al fin y al cabo.

Supongo que a nadie que no me conozca en ese mundo que llamamos real le importa un comino quién soy —vale, a los que me conocen, tampoco mucho— pero por si alguien tuviera esa morbosa curiosidad le diré que yo tampoco tengo ni idea de quién soy. Que si lo averigua, que me lo cuente. Por salir de dudas más que nada.

Soy algo rara, seguramente, pero es que desde hace algún tiempo he crecido hacia adentro. No fue una elección, sino una consecuencia de mis límites. Había poco espacio para expandirme.

Cometo muchos errores porque aún estoy aprendiendo, pero no tengo ningún problema en pedir disculpas. Tampoco prisa. En aprender, digo, no en disculparme, que todo hay que explicarlo.

Necesito una buena almohada para dormir en paz, pero no de plumas o de latex… Intento rellenarla de honestidad, porque me gusta mirarme al espejo cuando amanezco —todavía tengo un punto de coquetería que no puedo evitar.

El día que deje de hacer lo que creo correcto, saltaré de un puente bien alto. Avisaré antes para no espachurrar a nadie en mi caída.

No puedo vivir traicionándome para hacerle la vida más cómoda a otros. Nadie debería. Empiezas por ser “la hija de Fulano”, para continuar siendo “la mujer de Mengano” y más tarde “la madre de Menganito”. Un día te preguntas: ¿Y donde puñetas estoy yo? Te has olvidado hasta de cómo te llamas, te has disfrazado con una segunda piel que te hace arrugas por todas partes y has vivido sin salirte ni una coma del guión. Pero no se puede gustar a todo el mundo. Mucho menos adivinando qué es lo que se supone que quieren que seas. Es imposible. Así que decides que lo que importa es gustarte a ti. Vamos, lo fundamental. No se puede dejar de ser quien eres, porque al final vas a decepcionarlos a ellos y te decepcionas a ti.

Intentando derribar el muro que me cerraba el paso aprendí que recorrerlo hasta encontrar la salida era la única opción. Encontré una puerta. Mi puerta estaba hecha con palabras. Y con libros. Y con almas —o como quieras llamarlo— que vibraban en mi misma frecuencia.

Nada ocurre por casualidad. Nadie llega a tu puerta un día y te dice: Oye, tú y yo pensamos parecido o tenemos vivencias similares. Pero si que ocurre algo así en el mundo virtual —¿Será esta la cuarta dimensión?—. Conectas, percibes, interpretas, descubres… De pronto gente a la que ni siquiera conoces se cuela en tu vida y se te hace imprescindible. Sabes que te entienden y estás seguro de entenderles mucho más allá de las palabras que intercambiáis.

Ellos son mis ventanas. Pensándolo bien, puede que escriba para ellos; para agradecerles de algún modo que estén ahí.  Y también porque algunos inconscientes (esto va por ti, Eva Collado) incluso me han sugerido que lo haga. Y para prestarme, ya puestos, a intentar ser una de sus ventanas cuando necesiten un poco de oxígeno.

Así atravesé mis límites: intentando construir salidas. Supongo que esa es la razón última de este intento: construir puertas y abrir ventanas. Para mí y también para otros. Necesito que entre aire nuevo, que se refresque cada rincón. Sacudir las alfombras, o mejor aún, retirarlas.

Me gustaría hablar de emociones que son algo mucho más complejo que los hechos desnudos. Las emociones no todos las comprenden del mismo modo. Los hechos y sus consecuencias son visibles, pero no las razones que nos llevan a ellos. Estoy en paz después de mucho tiempo.  Hago mis elecciones y asumo las consecuencias, que ya no dependen solo de mí, sino de la libertad de otros para hacer las suyas.

Vale, lo sé: Este desnudo puede parecer innecesario, pero es que estoy empezando a pensar que soy una exhibicionista frustrada. Pero que conste en mi descarga que tampoco he obligado a nadie a que presencie mi desnudo ¿no es cierto? Si lo has hecho ha sido tu elección. ¡Ahora no te quejes!

Acerca de toyallabata

No sé si importa demasiado quién soy, pero si acaso diré que soy una persona inquieta y con ganas de comunicar. Me preparé para ser Decoradora de interiores y ejercí como tal durante unos años. Luego la vida se complicó un poco. Tres hijas, aún pequeñas entonces, un marido que viajaba continuamente y un cambio de ciudad complicaron la vuelta al mundo laboral. En algún momento decidí intentar reinventarme y en ello sigo. Estoy aquí por mi necesidad insaciable de comunicarme, de expresarme y de compartir ideas. Y porque adoro escribir, pero no solo de cuentos e historias vive el hombre.

20 Respuestas a “Creciendo hacia afuera

  1. Mutismo

    jo…. ¿Esto no se pega?…. Lo de expresarse así, lo de perder la vergüenza, lo de aprender a no traicionarse…..
    Nos debemos una reunión de las de sofá y copa…. Admito mas primas ( hermanas) de compañía.

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  2. Ana

    Celebro tu aventura y sobre todo tus ventanas abiertas, tu ser aireado y tu sonrisa auténtica. Felicidades!!

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  3. Clara

    Deliciosamente sincero y limpio. Estrújate, hermana, no dejes ni una gota sin exprimir dentro de ti. Es la única forma de dejar que todo lo nuevo entre en ti, vaciándote antes.

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  4. Enhorabuena! me gusta lo que dices y cómo lo dices… yo hace muy poco también decidí lanzarme (lo mío me costó) y empezar un modesto blog donde escribo historias que acaban mostrando sentimientos que emanan de situaciones más o menos reales… y he de decir que es una experiencia muy gratificante gracias a personas que día tras día deambulan por estos mundos virtuales… Ánimos!

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    • Las cosas que realmente nos hacen sentir bien son aquellas en las que podemos volcar lo mejor de nosotros. No debemos limitarnos.
      Siempre pueden surgir límites circunstanciales que no podemos controlar, pero mejor no colaborar con los autoimpuestos, ¿no crees? 😉

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      • Totalmente de acuerdo contigo… si somos capaces de poner pasión y un poco (o un mucho) de nosotros en las cosas que hacemos el resultado nos va a sorprender hasta a nosotros mismos,,, los límites ya los pondrán otros!

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      • Pues vayamos ahí afuera, saltemos a la arena y logremos nuestros deseos. Hay mucho por hacer. Gracias por tu comentario 😀

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  5. Barbara

    Si que llega. Alto y claro. Tienes razón que es desnudarse un poco. Lo leo y hasta me parece que estoy cotilleando por una ventanita dentro de tu alma. Y tienes suerte de poder escribir así y compartirlo con los que te queremos y a los que nos importas tanto ya que yo encuentro tan difícil poner la pluma a mis palabras, y no me refiero a hacer las gay,!
    Te doy la enhorabuena por este primer capítulo y espero poder seguir viendo dentro de tu alma que cuando algo es tan bonito es un placer mirar.
    Un beso de los de verdad!!!

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  6. estr

    Enhorabuena amiga!!! Me alegro de que te hayas decidido por fin. Tú vales y puedes!!! Estupenda tu primera entrada, con ganas de la segunda… Beso enorme

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  7. Transmitir las emociones a través de la expresión escrita es uno de los dones más maravillosos que ha recibido el ser humano, y, afortunadamente, quienes nos entendemos en nuestro querido Roman Paladino -ya casi quinientos millones de seres – hemos recibido el inmenso regalo de dominar una de las Lenguas más expresivas de ideas, conceptos y sentimientos del mundo: un privilegio del que aún no somos conscientes.

    Lanzarse a la aventura de volcar los pensamientos en público, es loable. Pero mucho más meritorio cuando lo que se pretende transmitir es algo tan íntimo como las emociones, con el ánimo de ayudar a que este paso fugaz por el mundo sea mucho más bello para quienes lo transitamos, desnudando el alma conscientemente,para hacerla accesible a los demás.

    Quiero, por todo ello, expresarte mi más sincera felicitación y darte ánimos para que la tarea que voluntariamente te impones nunca decaiga y resulte tan fructífera como todos deseamos…

    Un saludo afectuoso..

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    • Muchísimas gracias, Pedro. No imaginas la lucha que he librado antes de vencer todos mis miedos para lanzarme a esta aventura, ni la lucha encarnizada entre WordPress y yo. Aún no lo he domesticado, pero creo que ya me atiende. Seguro que al final logramos entendernos.
      Lo hago por devolver un poquito de lo que otros me han dado. Voy desmontando mis muros y quiero invitar a otros a que derriben los suyos. No hay más límites que los autoimpuestos 🙂

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  8. Excelente tu primera entrada. Me gusta tu manera de «desnudarte», sin victimismos ni falso pudor. Comparto totalmente lo que explicas, siempre es agradecido encontrar que hay personas que sienten lo que tu sientes, aunque sea para no sentirse tan bicho raro. Bendita locura la tuya, Toya, si eso nos hace partícipes de tus interesantes reflexiones.

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  9. Chiki

    Yo es que soy muy mirona para esto de los desnudos. ¡Suerte, guapa!

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